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Autismo y Enfoque de Género: La Importancia de una Evaluación y Acompañamiento Especializado

  • Foto del escritor: Red Psicovinculo
    Red Psicovinculo
  • 12 feb
  • 3 Min. de lectura

En los últimos años, la conversación en torno al autismo ha tomado mayor relevancia, lo que ha permitido visibilizar las distintas formas en que se manifiesta esta condición. Sin embargo, aún persisten muchos mitos y enfoques reduccionistas que pueden dificultar un diagnóstico adecuado y un acompañamiento verdaderamente efectivo. Uno de los aspectos más ignorados, es la importancia de un abordaje con perspectiva de género, así como la necesidad de contar con profesionales capacitados que comprendan la diversidad dentro del espectro autista.


El autismo no es una tribu, es una condición del neurodesarrollo

El autismo no es una identidad de pertenencia que se elige, ni una comunidad cerrada con reglas inamovibles. Es una condición neurobiológica con la que se nace y se vive, que afecta la forma en que una persona procesa el mundo, la comunicación y las interacciones sociales. En este sentido, encasillar el autismo dentro de una "tribu" puede generar barreras innecesarias y perpetuar la idea errónea de que hay una única forma de ser autista.

Cada persona autista es única, con fortalezas, desafíos y experiencias particulares. No existe un molde en el que todos deban encajar, y por ello, el diagnóstico y la intervención deben ser individualizados, respetuosos y centrados en las necesidades específicas de cada persona.


El sesgo de género en la evaluación del autismo

Por décadas, los criterios diagnósticos del autismo se han basado en estudios y modelos desarrollados principalmente en población masculina, lo que ha derivado a que muchas mujeres y personas de género diverso, no tengan un diagnóstico adecuado. Esto se debe a que las manifestaciones del autismo pueden ser distintas en mujeres y personas no binarias, quienes suelen desarrollar estrategias de camuflaje o compensación para adaptarse a un mundo neurotípico, lo que retrasa o dificulta el reconocimiento de su condición.


Un enfoque de género en la evaluación del autismo implica:

  • Comprender las diferencias en la presentación del autismo en mujeres y personas de género diverso.

  • Considerar el impacto del camuflaje en la salud mental y la identidad.

  • Validar las experiencias de quienes han sido históricamente invisibilizados en los estudios clínicos.

  • Evitar el uso de estereotipos que limiten el acceso a un diagnóstico preciso y a los apoyos necesarios.


La importancia de un acompañamiento profesional capacitado

El acceso a profesionales con formación en neurodivergencias es crucial para garantizar que el proceso de evaluación y acompañamiento sea ético, empático y efectivo. Muchas personas autistas han pasado años sin respuestas o con diagnósticos erróneos que no reflejan su verdadera experiencia. Un abordaje adecuado debe ir más allá del simple diagnóstico y ofrecer herramientas para el bienestar, la autonomía y el desarrollo de cada persona.


Por ello resulta fundamental que los profesionales de salud que abordan o trabajan con neurodivergencias:

  • Se encuentren constantemente actualizados en enfoques basados en evidencia y en neurodivergencia.

  • Escuchen desde la comprensión y validación de la experiencia individual de cada persona.

  • Eviten reducir el autismo a una lista de déficits, reconociendo las particularidades del espectro sin patologizar.

  • Promuevan la construcción de entornos accesibles y comprensivos para la diversidad neurológica.


El autismo no es una moda, una tribu o una etiqueta opcional. Es una realidad que forma parte de la identidad de muchas personas y que requiere ser comprendida desde un enfoque respetuoso y libre de prejuicios. La evaluación y el acompañamiento deben estar a cargo de profesionales capacitados, que integren una perspectiva de género y neurodivergencia, garantizando así un proceso justo y adaptado a la realidad de cada individuo. Caer como profesional de la salud mental en la desinformación, patologización, e invalidación hacia una persona autista, sólo agrega más barreras a las que ya poseen dentro de los distintos entornos sociales. Como profesionales, es nuestro deber acompañar y validar cada una de las experiencias, haciéndolas empáticas y genuinas, favoreciendo el proceso de identidad. No tomar en cuenta lo anterior, puede resultar un acto sumamente segregador, discriminador y enteramente agresivo.


 
 
 

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